lunes, marzo 13, 2006

"ORINAR: El eslavón perdido entre los hombres y las bestias domésticas"

Mi vejiga casi explotaba. Caminaba desesperado por las calles de Santiago, buscando el lugar apto para "echar la meá".
No encontraba ningún lugar digno de mi orina, el lugar perfecto. En esos minutos de tensión, vino a mí (como una revelación), la VERDAD.
Esa Verdad esquiva, inalcanzable, incorruptible, por la cual cada uno de nosotros tiene un propósito de exisistencia.
La verdad contenida en "echar la corta" es maravillosa y a la vez terrorífica. Me miré el ombligo, sólo para observarme y encontré a un hombre con instintos primitivos, dispuesto a hacer de todo con tal de sobrevivir.
El resumen de toda esta apocalíptica imagen es: el acto de Orinar.
¿Por qué orinar en un árbol o contra la pared (ojalá en una esquina), detrás de matorrales o con las manos sujetando el pene?
Son varias las teorías que he ido elaborando, una apunta a que posiblemente se deba a la contradicción hombrecivilizado-hombreprimitivo, que está siempre en tesión dialéctica en nuestra mente. Se podría decir que es a nivel inconsciente, pero esto, sería negar lo consciente que estamos al mear en la vía pública.
Es por lo anterior que buscamos lugares oscuros, que tapen físicamente nuestro cuerpo o que tapen al hombreprimitivo*1 , que deja en ridículo al ser pensante y razonante del siglo XXI.
Otra teoría es similar pero de base totalmente distinta. El comportamiento, ya no es producto de la dialéctica, sino que parte de la base que todavía somos primitivos. Claro está, primitivos queriendo ser civilizados.
Esto se hace evidente en el tipo y en la calidad de nuestras relaciones interpersonales, en nuestro sistema económico capitalista o neoliberal*2, en el machismo y en el feminismo, en fin, pareciera ser que todavía vivimos en la época de las cavernas.
Al buscar orinar en la calle, lo más extraño es que asumimos comportamientos similares a los perros. Divagamos de "aquí pa´lla" olfateando el lar que recibirá mi pichí. Ojalá sea un árbol, pero en todo caso no nos incomoda una pared.
¿Por qué no "hacer" en medio de la calle, sin dirigir el chorro (como apuntando a algo o a alguien), sin una pared o árbol que lo reciba?
Grandes preguntas filosóficas han quedado planteadas, esperemos que otra vez nos visite la VERDAD...
Las mujeres desde que se tomaron el poder ya están empezando a orinar en las calles, ¡¡afírmense los pantalones varones!!
*1.- No hablo en doble sentido, tratando de referirme al pene, sino en un plano intelectual.
*2.- Que dicho sea de paso, no es más que el reflejo del comportamiento humano, el capitalismo no tiene la culpa de las desigualdades. La culpa recae en nosotros al vislumbrar o entender que éste sistema económico es sólo un materializador de la realidad. Una vil fotografía de nosotros mismos.

lunes, marzo 06, 2006

VOLVÍ

Recién ayer volví al hogar.
Fue un verano agotador.
Agua fría en las mañanas.
Pisos de madera, concreto, tierra...
Pero creo que soy mejor persona.
"SU cambio"


Saludos a todos y vuelve la actividad del blog.
¡¡Los visitaré!!